Los textos e imágenes del blog pertenecen al autor del mismo, salvo que se cite expresamente lo contrario.

jueves, 30 de abril de 2015

Cuerdo



Cuerdo de atar, supuro

una serenidad tan sobrevalorada

que daría mi enfermo corazón,

dicen, incorruptible,

para volver a deshojar el vértigo.


miércoles, 15 de abril de 2015

Gema Fernández, antigua alumna, premio de poesía en el IES Cervantes



La jovencísima Gema Fernández Rodríguez, antigua alumna, se ha alzado con el primer puesto en los Premios Literarios “Cervantes” 2015, en su instituto, el IES Cervantes de Madrid, en el apartado de poesía, con un poema titulado "Carta sobre el mar". Y ha tenido a bien hacerme partícipe de su alegría. Todo un detalle. Y una emoción. Y un orgullo.


CARTA SOBRE EL MAR

Ya no sé cuántos versos inspirados por ti,
Han acabado en la papelera de mi cuarto.
No sé, tampoco, cuándo comencé a comprender
Los versos rotos de Benedetti,
Ni cuándo pasé a sentir en mi corazón las rimas de Neruda,
Y las ansias de libertad de Lorca,
Pero para eso están los poetas,
Almas ilustres que inventaron la manera de ahogar sentimientos,
De asfixiar palabras que nunca se atrevieron a decir,
Logrando que sus versos lloraran tinta porque tú no los leías.
Y ahora, mírame a mí
Que hace un tiempo escribía por tu sonrisa,
Y ahora escribo esta carta sobre el mar.
Que creía en ti y en tus sonrisas de los lunes,
Y la forma que tenías de hacer que la monotonía huyera lejos de mi vida.
Y esta carta es para decirte
Que todos los días me ponía mi mejor salvavidas,
Y mi mejor sonrisa, para atreverme a ir hacia ti.
Y es que se dice que a la tercera va la vencida,
Pero nosotros acabamos vencidos.
Y yo descubrí la cara B de aquella frase:
“Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde”,
Al saber lo especial que eras cuando ni siquiera te tuve.
Porque tú fuiste un sentimiento que se asemejó a la magia que invadió a Sawa
Cuando vio a su amigo lanzando monedas al agua;
Porque tú fuiste un símil del sonido de éstas cayendo;
Pero un oxímoron nos impidió alcanzarnos.
Y es que el amor es ese tren que va tan rápido que atropella,
Y siento como si mi corazón me dijera:
“Escucha, me rindo, a mí no me jodes más.”
En cambio, tú me hiciste creer que los imposibles no existen.
Y por eso, el fin de esta carta,
Es agradecerte todo lo que hiciste por mí incluso sin estar haciendo nada.
Pero se dio el caso de que aquella musa que quería ser poeta,
Era más de verso, y tú, tú eras de prosa.


Gema Fernández Rodríguez