Hay días en que uno se levanta con ganas de gritarle al mundo las verdades como puños a la cara; otros en que preferirías susurrártelas al ombligo: verdades pequeñas, tan íntimas que duelen o que nos ruborizan. Quien llegue hasta aquí encontrará rendijas, abiertas como una mancha de luz, como líneas de luz para guardar el equilibrio.
La tierra de leve no tiene nada. Eso es una consolación que nos intentar colar cada dos por tres.
ResponderEliminar¡Pobre bicho!
eata foto es una pasada! tc
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