Hay días en que uno se levanta con ganas de gritarle al mundo las verdades como puños a la cara; otros en que preferirías susurrártelas al ombligo: verdades pequeñas, tan íntimas que duelen o que nos ruborizan. Quien llegue hasta aquí encontrará rendijas, abiertas como una mancha de luz, como líneas de luz para guardar el equilibrio.
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lunes, 16 de febrero de 2009
Inframundo
La escala de Jacob (Madrid, 2009)
Mi vida se va en trenes y autobuses estaciones de paso donde nadie me despide .....................rutina hasta partir prosaico hasta el viaje ...del que no se vuelve nunca el mismo
Inframundo realmente. Pasillos interminables con incontables anónimos viviendo esa misma rutina todos los días... y es cierto, nunca volvemos a ser los mismos cada vez que los pisamos de nuevo. Tal vez se trata un poco de tratar de hacer de cada uno de esos viajes, una nueva mini aventura; de encontrar en el medio de ese inframundo, la luz del mundo que se esconde al terminar las escaleras y volver a la calle.
¡Un beso grande Julio! ¡Aquí presente de nuevo y como siempre!
... y ya no había vuelta atrás, se subió en el autobús. El tubo de escape tosió una nube negra derritiendo el tapón de hielo y empañando los cristales me dibujó: -hasta el año que viene-.
El alma del poeta se pierde en el laberinto urbano, en una marea de gente sin rostro, de miradas que no miran. Los vapores de la ciudad impregnan de gris las sonrisas. En donde reina lo transitorio no hay espacio para el calor porque hasta las caricias son de cristal.
Hola, Soy Alejandro Cortés^, antiguo alumno ya le he dicho a mi hermano que te de recuerdos jeje.
Diariamente, vagamos entre maquinas y gente que no sabe a donde va, y tampoco de dodne viene, como leimos un dia en clase, un fragmento de Mariano jose de Larra
-¡Necios! - decia a los transeuntes-. ¿Os moveis para ver muertos? ¿No teneis espejos para ventura?[...] Miraos, insensatos, a vosotros mismos, y en vuestra frente vereis vuestro propio epitafio.
La escala de Jacob (Madrid, 2009)
Cual corderitos a un matadero artificial...
ResponderEliminarUn abrazo.
Contrariamente mi vida
ResponderEliminarllega en trenes y autobuses
y nace en estaciones de paso
para crecer en otra ciudad.
Precioso poema!!
El inframundo tiene su propia belleza o algo así. Como el poema, como la foto.
ResponderEliminarNunca volvemos iguales despues de hacermos un viaje.
ResponderEliminarMe gustó mucho la foto y tu escrito.
Sill
Coincidimos...
ResponderEliminarEstoy no se sabe donde...
Un beso
Todo el día viajando, nadie nos conoce, subimos, bajamos.
ResponderEliminarPrecioso todo.
¡Un beso!
Un poema al que dan ganas de saludar desde la ventanilla; y unas lágrimas.
ResponderEliminarFinal de oro.
Hasta la vista.
¡ Qué bonito !
ResponderEliminarInframundo realmente. Pasillos interminables con incontables anónimos viviendo esa misma rutina todos los días... y es cierto, nunca volvemos a ser los mismos cada vez que los pisamos de nuevo.
ResponderEliminarTal vez se trata un poco de tratar de hacer de cada uno de esos viajes, una nueva mini aventura; de encontrar en el medio de ese inframundo, la luz del mundo que se esconde al terminar las escaleras y volver a la calle.
¡Un beso grande Julio!
¡Aquí presente de nuevo y como siempre!
¿Nuevos Ministerios-Recoletos?¿Atocha-Chamartín?¿Plaza de Castilla?¿Cantoblanco?¿Acaso Ascao?
ResponderEliminar¿Por qué son tan bonitos los nombres de las estaciones?
Saludos.
Nuevos Ministerios.
ResponderEliminar... y ya no había vuelta atrás, se subió en el autobús. El tubo de escape tosió una nube negra derritiendo el tapón de hielo y empañando los cristales me dibujó: -hasta el año que viene-.
ResponderEliminarUn abrazo
Sigue ahí tu andén...(por lo que veo).
ResponderEliminarLas estaciones
son las mismas estaciones
de trenes estáticos
...nosotros
nosotros ya somos ayer.
Nuevos Ministerios me resulta cercano. Avisaré en el próximo viaje a la médula.
ResponderEliminarFrías escaleras, cómo duelen.
*
Muy buenas, Julio =)
ResponderEliminarA mi sabes que me encanta tu forma de escribir y creo que en mas de una ocasión me he pasado para leer.
Yo sigo con mis novelas fantásticas.
Espero hacer una visita pronto a mi antiguo instituto para echar un vistazo a todo y saber como estais todos por ahí.
Un saludo.
Nos vemos.
David Gómez
El alma del poeta se pierde en el laberinto urbano, en una marea de gente sin rostro, de miradas que no miran. Los vapores de la ciudad impregnan de gris las sonrisas. En donde reina lo transitorio no hay espacio para el calor porque hasta las caricias son de cristal.
ResponderEliminarUn abrazo, Julio
Hola, Soy Alejandro Cortés^, antiguo alumno ya le he dicho a mi hermano que te de recuerdos jeje.
ResponderEliminarDiariamente, vagamos entre maquinas y gente que no sabe a donde va, y tampoco de dodne viene, como leimos un dia en clase, un fragmento de Mariano jose de Larra
-¡Necios! - decia a los transeuntes-. ¿Os moveis para ver muertos? ¿No teneis espejos para ventura?[...] Miraos, insensatos, a vosotros mismos, y en vuestra frente vereis vuestro propio epitafio.
Un saludo.