Hay días en que uno se levanta con ganas de gritarle al mundo las verdades como puños a la cara; otros en que preferirías susurrártelas al ombligo: verdades pequeñas, tan íntimas que duelen o que nos ruborizan. Quien llegue hasta aquí encontrará rendijas, abiertas como una mancha de luz, como líneas de luz para guardar el equilibrio.
Tomar la luz lentamente para que no ciegue y poco a poco llene de nuevo con sentidos y presencias la oscuridad en que nos puede sumir los instantes difíciles que nos rodean
Saludos Poeta y gracias por la visita siempre bien recibida
Julio, no te preocupes, la Fotosíntesis es algo universal...jeje. Me alegra que le hayas puesto ese título. La foto es preciosa y parece estar bien recogida. La luz que emana es cálida.
Me encantan la foto y el poema, Julio. Y encontrarme aquí a Gabriela, con quien he intercambiado cariños en mi sitio. Me gusta también la sección de "Acabo de leer"; ¿los vas archivando o con cada nueva entrada dessparece la anterior?
Él, como nosotros, ha resultado alcanzado por la luz: un fogonazo inesperado que llevaba esperándolo más de 30 años, allí en mitad de un camino casi cualquiera, donde el espejo dobla su faz, donde el aire no contiene sólo polvo sino partículas de sentido en suspensión. Allí, en el centro mismo de su destino, en la cúspide de una hora que todos temían y él, sólo él, no quiso evitar. Allí, en el oscuro abrazo del despertar, al fondo de un barril de pólvora en una goleta sin capitán ni mando.
Preveían los dioses sus rituales y sus cuitas, pero un poco más acá de donde el sol se iba, entre restos de pescado abandonados a su suerte y caminos lacerados por el sonido de otros pasos, él encontró sus propias huellas encharcadas, y sin embargo no era él quien las había dejado; encontró su nombre en la boca, y no era él quien lo había pronunciado. Pensó entonces en cruzar el mar a nado, pero el mar giró en redondo y las olas le devolvieron el sabor de la sal y la arena multiplicado.
Yo estuve cerca de estar mientras esto sucedía. estuve cerca.
Si hace mucha falta la luz.
ResponderEliminarPreciosa imagen.
Besos y amor
je
Tomar la luz lentamente para que no ciegue y poco a poco llene de nuevo con sentidos y presencias la oscuridad en que nos puede sumir los instantes difíciles que nos rodean
ResponderEliminarSaludos Poeta y gracias por la visita siempre bien recibida
Eh!! que todo lo que sea rápido no es bueno...
ResponderEliminarEstupenda foto síntesis. ¡Estupenda!
ResponderEliminarArder en una hoguera de vidrio, templar la oscuridad.
Qué cosas ves.
Gracias por tu visita
ResponderEliminarBesos y amor
je
Y después la noche repoblará la luz, y la luz la noche y la noche la luz.....
ResponderEliminarBesos y amor
je
sedemiuqse
Me apunto contigo de jardinero nocturno.
ResponderEliminarPreciosa foto.
Un beso
Julio, no te preocupes, la Fotosíntesis es algo universal...jeje.
ResponderEliminarMe alegra que le hayas puesto ese título.
La foto es preciosa y parece estar bien recogida.
La luz que emana es cálida.
Un fuerte abrazo!
solo me queda esperar que lo hagas...
ResponderEliminar...y esa luz seguirá siempre encendida...
un beso enorme
desde el otro lado...
tu siempre Gabriela
Me encantan la foto y el poema, Julio. Y encontrarme aquí a Gabriela, con quien he intercambiado cariños en mi sitio.
ResponderEliminarMe gusta también la sección de "Acabo de leer"; ¿los vas archivando o con cada nueva entrada dessparece la anterior?
Nuevamente, felicidades! Gracias por crear cosas tan bellas y con esa luz especial tan tuya.
ResponderEliminarBesitos.
Ángela
Venus
ResponderEliminar¡Amor! La noche se desvae,
Nos baña el mar.¡Oh luz!El mundo canta.
Cae la luna...El viento...
Un abrazo
Mira que es bello tu blog amigo!!! Que grande eres. Toda mi admiración y devoción. Besos
ResponderEliminarÉl, como nosotros, ha resultado alcanzado por la luz: un fogonazo inesperado que llevaba esperándolo más de 30 años, allí en mitad de un camino casi cualquiera, donde el espejo dobla su faz, donde el aire no contiene sólo polvo sino partículas de sentido en suspensión.
ResponderEliminarAllí, en el centro mismo de su destino, en la cúspide de una hora que todos temían y él, sólo él, no quiso evitar. Allí, en el oscuro abrazo del despertar, al fondo de un barril de pólvora en una goleta sin capitán ni mando.
Preveían los dioses sus rituales y sus cuitas, pero un poco más acá de donde el sol se iba, entre restos de pescado abandonados a su suerte y caminos lacerados por el sonido de otros pasos, él encontró sus propias huellas encharcadas, y sin embargo no era él quien las había dejado; encontró su nombre en la boca, y no era él quien lo había pronunciado.
Pensó entonces en cruzar el mar a nado, pero el mar giró en redondo y las olas le devolvieron el sabor de la sal y la arena multiplicado.
Yo estuve cerca de estar mientras esto sucedía. estuve cerca.
Me queda aún sombra en los ojos.