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Eras (Cercedilla, 2012) |
“Todo mi oficio se reduce a buscar sin piedad ni descanso la fórmula con que poder vociferar socorro y que parezca que es el siglo quien está aullando esa maravillosa palabra”.
Félix Grande
Llegaron. Con sus escudos y sus vientos.
Con toda su palabrería. Sus yemas. Sus ramajes.
Aún por estrenar. Llegaron en la risa.
En la extensa solana que nadie puso en duda.
En las verdes praderas de amores primerizos.
Presentían. Sospecho. Mordeduras. Descensos.
Y arrojaban sus naipes en arietes y ombligos.
En calambres rumores por la espalda. En la fe
del colapso. Revolcándose en la brizna y la hojarasca
que cerraba el círculo. Un comienzo.
La belleza de los comienzos. La magia de las primeras veces. Como un sueño.
ResponderEliminarSí, Andrea, y una responsabilidad...
ResponderEliminarMi vida corre en círculos, como tu árbol hecho hito; sin llamadas de atención, sin pistoletazos de salida. Cada noche es siempre la misma noche, porque al unísimo no es más que el mismo día.
ResponderEliminarTumbado en esta cama sin fronteras, el tiempo de los años se me desliza como lino.
" Niebla en el cerebro
ResponderEliminarTemblor de las piernas
Maremoto adormecido de los besos"
Un beso.
Llegaron para quedarse, como el poema. Con el poema.
ResponderEliminarUn beso.
Ah, Veridiana, "Escucha caracola del oído / como gime la humedad"...
ResponderEliminarTumbado, siento la luz de tu callejón sin salida.
Y se quedaron, Olga, como tú.
Besos y abrazos.
al talar el árbol me has abierto astillas desorbitadas... y la foto, in-significante; todo significado.
ResponderEliminarun abrazo, julio.
Qué foto tan habladora.
ResponderEliminarParece un fin, contra el poema.
Saludos.
Astillas, Kynicos, para un principio, Amparo: el incendio, el propio incendio...
ResponderEliminarLa frase con que has abierto el post me ha gustado mucho,y me connleva a pensar que es la pobre tierra la que està emitiendo esa palabra a consecuencia de la maldad del hombre.
ResponderEliminarDe algún modo es la tierra. Aunque yo no veo aquí la maldad; más bien la inconsciencia de lo todavía por hacerse y por hacer.
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