Hay días en que uno se levanta con ganas de gritarle al mundo las verdades como puños a la cara; otros en que preferirías susurrártelas al ombligo: verdades pequeñas, tan íntimas que duelen o que nos ruborizan. Quien llegue hasta aquí encontrará rendijas, abiertas como una mancha de luz, como líneas de luz para guardar el equilibrio.
Habrá que luchar mucho contra esta involución en derechos que nos acosa desde las alturas, pero espero que encontremos reductos de felicidad; una felicidad basada en la libertad, en la igual justicia para todos, en la solidaridad y en un respeto dialogante en peligro de extinción. En esos aparentemente simples derechos humanos que olvidamos con demasiada facilidad.
¡Brindo por ella!
ResponderEliminarCon gente tan generosa como tú no faltarán retos por los que brindar.
ResponderEliminarAsí sea, Julio. De orilla a orilla, te deseo esa felicidad. Un abrazo.
ResponderEliminarHabrá que luchar mucho contra esta involución en derechos que nos acosa desde las alturas, pero espero que encontremos reductos de felicidad; una felicidad basada en la libertad, en la igual justicia para todos, en la solidaridad y en un respeto dialogante en peligro de extinción. En esos aparentemente simples derechos humanos que olvidamos con demasiada facilidad.
ResponderEliminarY un cálido abrazo para ti, Anaís.
ResponderEliminarGenial.
ResponderEliminarQue tengas un año magnífico.
Tú también, Amparo, como todas las personas que se lo merecen.
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