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viernes, 3 de enero de 2014

La palabra desnuda 8



A nadie parecía molestar

el llanto ajeno,

construido con esfuerzo por las leyes

dictadas en la sombra.

Ni, asumido, el miedo

de las mayorías.

Ni la estulta mordaza

de quien nunca debiera haber tenido

una sola palabra que llevarse a la boca.




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