Las lamentaciones del viejo Tombo, de Ismael Kati, es una obra deliciosa en cuyas páginas encontramos una ancestral sabiduría fruto del cruce de caminos entre Oriente y Occidente. No podía ser de otro modo, tratándose de un autor entregado a la conservación de un legado familiar como la biblioteca andalusí de Tombuctú. En sus versos corre el vino de las Rubaiyat junto al carpe diem horaciano, las arenosas sentencias de la tradición malí junto a las barrocas reflexiones de un Baltasar Gracián... Gracias, Irene, por este nuevo regalo.
domingo, 17 de febrero de 2008
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