Los textos e imágenes del blog pertenecen al autor del mismo, salvo que se cite expresamente lo contrario.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Francesco Gesualdi: La otra vía


Plantea Francesco Gesualdi en La otra vía una propuesta antisistema a la que no solo me adhiero en su mayor parte, sino que hace un tiempo, sin saber yo que tuviera un nombre y un ideólogo, me ronda la cabeza en sus líneas generales (metonímicamente, pues me reconcome por completo).


En el número 47-48 de la revista Educar(Nos), que -desde mi fortuito encuentro con José Luis Corzo- sigo con atención, se ofrece la traducción al castellano de la obra del maestro italiano.


Me entusiasma inmediatamente, con una inquietante coincidencia en opiniones y planteamientos globales. Su vía para el cambio, bien tramada y desarrollada, podría cimentar no sé si un nuevo modelo pero sí uno construido hoy a contracorriente, algo que se impone como absolutamente necesario, y dotado de algunas ideas más que punzantes.


Lo interpreto yo como uno de esos modelos keplerianos (que tanto me interesan), es decir, con dos centros: en este caso, uno en el ser humano, individual y social, y otro en la Naturaleza.


Un ser humano que escucha su cuerpo y escucha su entorno y bienvive conforme a un concepto plenamente integrador, más esencial, más natural, más sobrio, ya no en sino con una Tierra harta de ser maltratada.


Un hombre libre pero no irresponsable, en busca de una vía necesariamente otra para escapar del desastre capitalista (qué cabeza más mal empleada), que se pone a luchar en la misma dirección que la roca, el agua, el aire, el fuego.


Dice Gesualdi en sus primeras páginas:


"(...) los recursos se están agotando, el clima enloquece, las tensiones sociales se agravan. Para evitar volcar tenemos que pasar de la economía del crecimiento como objetivo principal a una economía del límite; de la economía del cowboy a la economía del astronauta; pero también de la economía de la seguridad, de la economía de la avaricia a la economía de los derechos. Podremos llamarla economía del buenvivir o economía del respeto, una economía justa, sostenible y solidaria, capaz de garantizar a todos una existencia digna en el respeto al planeta. Un camino que hay que emprender enseguida porque la doble crisis, ambiental y social, ya no nos deja más tiempo."


Yo ya me he puesto manos a la obra.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Olga Bernad: Caricias perplejas

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Pediría perdón por saturar el blog tan por la espalda con esta abrumadora, al menos para mí, colección de textos que hice propios, siendo ajenos. No tengo otro remedio. Enhebro, una tras otra, lecturas que me colman, placeres que remozan este ajado edificio. ¿Estoy en racha o apuesto sobre seguro?

Cada vez que me rindo a Caricias perplejas, de Olga Bernad (Fundación ECOEM, Sevilla, 2009), me sobreexcita una conmovedora (de conmoción, sin blandenguerías) sensación de invadir una intimidad y hacerla propia. En su desnudez cálida y voluptuosa me dejo convertir sucesiva o simultáneamente (ventajas de lector) en amante o/y amado y me engríe esa capacidad suya (como si fuera propia) de domeñar silente el pálpito, sea cual sea, pues dueña (o dueño) soy de sus pasiones más altas. Y más bajas.

Ella escribe como solo lo haría el ángel del señor, con el secreto azul del verbo hecho carne o viceversa, puesto en claro y tallado con una naturalidad altamente contagiosa. Uno cae, desde el primer verso (y aun desde el primer vistazo que echa al libro, hermoso como un dios pequeño) en su íntimo damero de emociones translúcidas, en su vaporoso laberinto de fidelidades arduas. Y quisiera no salir de ahí.

Caprichosamente, por alguna razón que tal vez solo un corazón amordazado entiende, me viene a la imaginación un blanco y negro neblinoso y denso de aeropuerto; Casablanca; un pudo ser y no fue; un será, de ese modo, eterno. Y es que siempre nos quedará... Bernad.
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jueves, 12 de noviembre de 2009

Francisco José Martínez Morán: Tras la puerta tapiada

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Que yo pretenda comentar las más que evidentes bondades del último premio de poesía Hiperión: Tras la puerta tapiada, de Francisco José Martínez Morán resulta tan cómico como si a Diógenes le glosase sus sentencias el perro que, imagino, en realidad nunca tuvo.
Pero audaz soy y no perro.

Perdí la ocasión, hace unos días, de escucharle recitar en su Alcalá cervantina y señorial, así que me resarzo con una enésima relectura de sus poemas, donde acomete un ejercicio de pulido clasicismo, de apolíneo perfil y bisturí delicado como la mordiente línea recta del filo de una hoja de papel.

Hay algo en su extremada desnudez que me atrae como al suicida el vacío: admiro las aristas canónicas, la tranquila amenaza, poderosa, de sus icebergs, los espejos y ventanas cegadas por el frío y la ruina, inevitables, como por un sol de invierno resplandeciente y recién amanecido. La cruel sabiduría de los versos amados. Et excrucior.
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lunes, 9 de noviembre de 2009

Escapárate

. Escapárate (Villalba, 2009)
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me rebajan
................. y ya está todo dicho
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viernes, 6 de noviembre de 2009

Arturo Gonzalo Aizpiri: El heredero de Tartessos

Diseño de portada: Juan Pedro de Gaspar


A Arturo Gonzalo Aizpiri se le notan entre líneas su bautismo literario en fanzines como Blagdaross, allá por los 80, y su primer precoz amor por la literatura de género: terror, ciencia ficción, fantasía... Y se le notan para bien. Si Tolkien hubiera escrito hoy narrativa histórica, se parecería a El heredero de Tartessos.

Arturo no podría haber dado a luz otra novela que esta, cuajada de orígenes y pasión por la tierra, de épica aventura, de humana nobleza, de emociones puras... de esas que encogen el corazón a pesar de que lo dilatan, o precisamente por eso, y ponen el estómago a temblar al borde de los párpados (y yo no soy de lágrima particularmente fácil; solo lloro, por inerme desazón, en los telediarios).

A Arturo se le nota también la herencia consanguínea de los clásicos, de la épica homérica que su padre aún recita en griego, y del sobrio páramo castellano machadiano, muy del 98 y muy del 2010, que lo ha habitado y lo habita. Su estilo sólido y puntilloso como un bloque de granito o un roble centenario posee la virtud, de que solo hacen gala las grandes obras, de satisfacer el paladar recién estrenado del adolescente y el refinado y exigente del avezado lector, siempre que se ame la palabra y se esté dispuesto a disfrutar, como lo haría un celtíbero, "con una buena historia". O aun mejor si, como esta, es excelente.


domingo, 1 de noviembre de 2009

Diálogos

Midas (Ankara, 2009)


permitidme que asuma cotidiana
la agonía pues ni Hades ni Caronte
ni Estigia ni óbolo poseo nada
de nada a nada en nada voy...lo sumo
puntos me doy me quito y mientras tanto
lloro gozo suturo astucias breves
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solo consuela amar aunque al hacerlo
la herida ya conciba el desengaño
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