He disfrutado tanto acariciando
anónimas palabras para nadie.
No quisiera imaginarlo de otro modo.
En la lengua se posa la hostia leve.
Rumio. Canto. Vomito.
La convierto en caudal. Pura. Corriente.
Inmerso en su mentira.
Me he dejado
llevar.
Apostado en sus huecos.
Aceite hirviendo y agua en sus troneras.
Inmiscible y por tanto aterradora.
La derramo. La tiendo. La hago piel
de otra piel escaldada.
La
someto
al último vacío de otras manos.
Temo por ella.
Nada será igual.