Los textos e imágenes del blog pertenecen al autor del mismo, salvo que se cite expresamente lo contrario.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Soneto 5

. No volverán (El Escorial, 2009)


.
me has preguntado qué miran los muertos
qué oscuridad alumbran
...................... cuánto abismo
muerden
....... rompen qué rostro
...................... qué espejismo
de vida que se agota
...................... los expertos
disparan al azar verdad asertos
prolijos prolegómenos cinismo
misterio mandamientos ostracismo
metódica la duda
.................. dioses tuertos
o ciegos ya de errores y de horrores
de amor colateral
................... y otras desdichas
que me hacen divagar por las arenas
movedizas de un cuerpo en el que apenas
hay rastro ya de sangre
...................... quedan dichas
mis últimas palabras
...................... las mejores
.

7 comentarios:

samsa777 dijo...

Vale su peso en oro este poema...

;D

Y la foto... enorme.

veridiana dijo...

Hermoso,contundente,triste.

Un beso

Amparo dijo...

Impactante tu escalera de versos. Ya la foto da un primer golpe. Y encima es una golondrina que no volverá. Los pájaros muertos provocan desconcierto: ¿Qué hace un pájaro en el suelo cuando lo suyo es el aire?
En fin.
Saludos

Jesús Arroyo dijo...

Plas, plas, plas...
Tan bueno como otro "5", ese con el que se acostaba la Monroe.

Elvira Daudet dijo...

Querido Julio, mi debilidad instantánea:

Empiezo a soltarme de la mano de Jorge y a dar mis primeros pasos por la red con cierta autonomía. Te busco y te encuentro, ¡ahí al lado, mira tú por donde!, en un blog como el de cada hijo de vecino. Te leo y se me cae la baba, de gusto -aunque de provecta edad todavía no me ocurren esas miserias-: "dioses tuertos/ o ciegos ya de errores y de horrores../ ¡Bien! ¿Cómo no os van a dar premios si sois buenísimos?

Ya, sabiendo donde paras, volveré; no haré como tú que no has vuelto a aparecer.
Mil besos para que repartas con la peque, Tida y la gusanita de seda.
Elvira

MARMOTARROJA dijo...

Para acompañar texto y foto:

Si a mi mano viniste alguna vez,
pude dar fe de tu increíble vida,
que quemaba en los dedos como un ascua.
Estas negras heladas o la vejez o el hambre,
hambre de ser y sed de tantas hambres,
te llenaron de frío, y hoy has muerto,
como hoja también, al pie de un árbol.
Al levantar tu cuerpo daba miedo
lo poco que pesabas habiendo sido tanto,
menos que plumas solo,
menos que nada
y esa nada también, mas de otro modo,
me han quemado las manos.
Ay, mi pobre pardal, dime tú ahora
en este desamparo
qué hará con tales manos tu poeta,
que ni para pedir limosna sirven.


Andrés Trapiello

Kevin García dijo...

julio realmente es un poema precioso me queda mucho para llegar a este nivel pero creo que tengo suficiente para apreciarlo y es que me a gustado mas que aller pero menos que mañana felicidades y que sepas que solo aspiro a ser igual de bueno que tu o a superarte algun dia