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lunes, 25 de junio de 2007

Senegal, un viaje para aprender (y VI)


Y habrá que ir terminando. En la tarde vertiginosa del Sur nos encontramos con los descendientes de los constructores de las pirámides, los herederos del saber de Djenné y Tombuctú, de las fortalezas de Benin o Asmara o la piedra de Lalibela…, dos ancianos de raídos sabadores de colores tan indefinidos como su edad, que dedicarían su ancestral sabiduría a trabajos más modestos que eternales mastabas o hipogeos o fuertes o templos pero igualmente, confiábamos, duraderos. Negociamos el precio del cemento de Rufisque, ciudad próxima a Dakar, y las calidades de la construcción. Quedamos en contrastar los precios, aunque la resistencia de sus edificaciones estuviese avalada por las lluvias torrenciales del verano anterior, a las que habían hecho frente con firmeza. Los alumnos de la escuela necesitan con urgencia cinco aulas. Cinco aulas bien acabadas y equipadas. Y ellos las podrían construir. Resistentes, fruto del trabajo local, semilla de futuros. Tres pájaros de un tiro.

Lo mismo que nuestra “campaña cauri”. Quedamos con el Colectivo de Mujeres en Lucha contra la Inmigración Clandestina, las madres de tantos jóvenes muertos en los cayucos, con Mme. Yayi Bayame Diouf al frente, en la manufactura de unos pines con cauris, conchas africanas que se utilizaron antiguamente como moneda y talismán, y que sirvieron –como bien reflexionó Juande– para comprar mercancías y personas para el Nuevo Mundo. Hoy el nuevo mundo –que curiosamente es el más viejo– reclama aulas, libros, ordenadores, balones de fútbol... Cada pin representará la colaboración de cada uno por la solidaridad y la justicia. Cada cauri representará un ladrillo, un capítulo de manual o de novela, un chip, un hexágono de cuero…, una vida arrancada al mar, una chica o un chico de esta escuela que en Senegal sale a flote…

Allí ahora arranca la temporada de lluvias. Un día de junio empieza a llover y llueve y llueve y no deja de llover hasta que otro buen día, de septiembre u octubre, se detiene. Naturalmente, estoy exagerando. Pero solo un poco; no es momento de empezar a construir. Con la vuelta al cole, volveremos también a la carga con nuestro proyecto y nuestra campaña. Entonces nos pondremos y pondremos a los enjutos herederos de egipcios, nubios, dogones o abisinios manos a la obra. Será el momento de echar esa mano y el resto, a discreción y a voluntad. Y solicitaremos entonces vuestra participación.

Hasta entonces.

4 comentarios:

samsa777 dijo...

Todos juntos

samsa777 dijo...

Por cierto: no te pierdas el blog de Tatiana Blanco. El enlace está en uno de los comentarios a mi última entrada.

Anónimo dijo...

Pues contarás con ella.
Un abrazo gordo.
Mentxu

grande dijo...

GRANDE