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viernes, 5 de marzo de 2010

Exposición de Irene López de Castro: Reflejos del Níger

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"¡Hola a todos!
Me gustaría invitaros a mi próxima exposición individual que se inaugura el sábado 13 de marzo a las 18.00 en La Galería Nolde de Navacerrada.
Como esta galería abre en fin de semana, os envío el email con tiempo para que podáis encajarlo en vuestros planes si es posible.
También os animo a reenviar esta información a los amigos que tengáis a los que interese mi pintura. Os lo agradezco.
Hasta pronto, un abrazo"

Irene


Imprescindible, esta mujer capaz de captar la atmósfera, el latido, aquel tiempo de arena... del África más amable, escondida en pliegues de corazones desérticos.
No faltaremos.

http://www.irenelopezdecastro.com/

3 comentarios:

Arturo dijo...

Gracias por el aviso, tiene una pinta estupenda. Intentaremos no faltar.

jaimexcritor dijo...

Por supuesto que iremos, Irene es una pintora extraordinaria (no se olvida fácilmente la portada de tu Sunu Gaal).
Además volver a tener visiones que me recuerden mi inquietante y extraordinario viaje en solitario al Níger (al que llaman Dioliba, el río del desierto), hace unos años será una experiencia emocionante para mí.
Hay cosas que nunca terminan de pasar por el espíritu de uno, como para mí no se difumina si quiera un ápice el recuerdo de aquel viaje recorriendo el Níger desde Bamako a Gao, la inaccesible, entonces, pues el Ejército me impidió llegar a ella tras salir de Tombuctú.
Realmente aquel viaje se ha convertido para mí en la metáfora misma del acabamiento: recorrer el Níger es descubrir cómo a veces se comporta la existencia, porque ese río nace y sale impetuoso creyendo que podrá vencer al desierto pero en Tombuctú precisamente descubre que muy otra es la verdad. Que debe claudicar y volverse y se retuerce sobre sí mismo para tras un larguísimo curso acabar desembocando otra vez apenas a unos kilómetros al este de su nacimiento en el mismo Golfo de Guinea. Así a veces hay que aceptar con la sabia serenidad del que ha vivido bastante, que hay momentos en la vida en que se llega a Tombuctú para descubrir que todo el entusiasmo nada puede ya contra la realidad y que hay que regresar a casa para desembocar con la mansedumbre de los que entregan sus armas o sus aguas vencidos, derrotados, sin fuerzas ya para resistir el paso de las horas... Al Aurans

Anónimo dijo...

Hola Julio,

Te (re)encontré y ya no te perderé la pista, al menos por internet.

Un fuerte abrazo,

Ernesto Filardi

http://ernestofilardi.wordpress.com