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Hay días en que uno se levanta con ganas de gritarle al mundo las verdades como puños a la cara; otros en que preferirías susurrártelas al ombligo: verdades pequeñas, tan íntimas que duelen o que nos ruborizan. Quien llegue hasta aquí encontrará rendijas, abiertas como una mancha de luz, como líneas de luz para guardar el equilibrio.
8 comentarios:
Pues sigue mirando el rostro de tus hijos.
Hace tiempo me planteé elegir entre ingenuidad y prensa. Abandoné ambas.
He ahorrado bastante en euros y desengaños.
Salud-os
Pues sí, Amparo, pero no puedo mirarles solo a ellos (ya quisiera) mientras los oportunistas de siempre nos desvalijan cultural y socialmente. Creo que es preferible mirar a esos delincuentes a la cara y armarse con todo lo que uno tenga para resistir con dignidad y que nuestros hijos no encuentren un yermo y solo un yermo donde quiera que miren. Un abrazo.
Yo, Amando, sigo queriendo mantener viva la ingenuidad que anoche me hacía llorar con la preciosa película Descubriendo Nunca Jamás y lidiar con la des-información que me calienta la sangre (aunque prefiero que me la calienten, en otro sentido, otras cosas, naturalmente) y mantenerme desengañado y alerta, en la medida en que mi ignorancia y mi pereza me lo permiten. Un fuerte abrazo.
Apenas un mes desde que publicaras la primera palabra desnudadora. Confío en que siga desnudando. Hace que me sienta menos ciego.
Las tuyas, amigo, como las de Amparo y Amando (y Grande y Esperanza y Olga y...), hacen que me sienta menos solo.
Un abrazo.
De S nudo rabioso mis tripas no se libran. Gracias por compartir aquí tus versos, Julio, hacen que me sienta menos extraterrestre. ¡Ahhhhhhhhh! ¡Qué ganas de GRITAAAAAAAAAAAAAAAAAR!
Llamarlos versos es mucho llamarlos, qherida Luz. Como mucho, sí palabras desnudas gritadas en voz baja. Un abrazo.
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