Ayer estuvimos en una manifestación por el desarme nuclear. Muy en familia. Transcurrió en el templo de Debod, al atardecer, con un halo de ritual céltico pagano al que contribuía la guisa de los manifestantes implicados en una suerte de dramatización cargada de atávico simbolismo y el contraluz que difuminaba las particularidades del monumento rescatado de la presa de Assuan otorgándole un cierto carácter megalítico. Todo muy hippy y conmovedor. Seguimos en los 60.
¿Un granito de arena o polvo en el viento?
1 comentario:
QUE BELLEZA!
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