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miércoles, 25 de julio de 2007

Jaime Alejandre / De entre las ruinas


Llevo varios días degustando los distintos textos de Jaime Alejandre reunidos en De entre las ruinas, una más que recomendable, variada, intensa y extensa lectura, obra de madurez donde la inteligencia del desespero es hilo conductor, hilo de Ariadna para descubrir que lo más sensato es, sin remedio, quedarse a disfrutar del laberinto. Tiene alguno de esos poemas o narraciones o reflexiones que uno -más que envidiar- desearía haber escrito.
Quizás el relato de "El despertar" sea el que más me ha tocado personalmente -las cosas de la edad…-, pero habrá quien prefiera otro u otros; o determinados poemas densos, de una filosofía existencial sin tapujos, con los que también me he fascinado como quien mira sin escrúpulos el pozo del alma humana, con su aparente vacío, su vértigo, sus ecos…

He escogido este poema porque me parece impresionante y de una rara luz. Podía haber escogido otros. Hacedlo vosotros en mi lugar.


De repente el tiempo se adensa y la alegría se alinea con los meridianos y una luz se enciende en algún lado (no se sabe si del cuerpo o de la habitación).
De repente un tintineo de sones mestizos que convocan la concordia del futuro, un sin fin de manos que se alzan, una manifestación de intenciones (de buenas intenciones).
De repente se desprenden versos de las cortinas y dentro de un salón cae un aguacero y desemboca un amazonas junto a una parada de autobús (el que nos lleva sin parar hacia el pasado).
De repente nos mira todo el mundo y nos sonríe y se suspenden no sé cuántos fusilamientos y un muchacho besa en una fuente a su primera mujer (con un beso que nunca olvidará).
De repente un clamor de áfricas que se incorporan llega hasta nosotros y huele a ginebra y huele a sueños y un hombre se agacha porque sí (y no para humillarse).
De repente un barco no naufraga ni siquiera por la belleza de la palabra naufragio y un cantante carraspea pero no siente miedo y un perro se acuerda de su dueño (y su dueño añora al perro).
De repente el hielo pone vaho en una copa y un niño dibuja un signo en una playa y el mar trae en sus olas un recuerdo (que quien lo perdió lo encontrará al amanecer).
De repente el viento despeina a una muchacha y en vez de enfurruñarse se hermosea y un grupo de amigos comen juntos y alguno disimula (para que aquél no se sienta más incómodo).
De repente un hombre tiene el don de lenguas y un nuevo Dios decide venirse a esta tierra y un muchacho cena solo (y no llora, sin embargo).
De repente una chaqueta que cuelga de un perchero le habla a un bolso y el bolso le responde y dos amantes se vacían como lo hacen las mudanzas y un camión frena a tiempo (si es que el tiempo es algo comprensible).
De repente el aburrimiento no es tal sino es un hábito y un hábito se convierte en la costumbre y la costumbre en tradición y todo se embellece y todos la festejan (porque los hombres dirigen su presente).
De repente todo está bien repartido y alcanza para todos y los milagros se convierten en rutinas que no cansan y las gentes se casan cada día (porque descubren que el amor es inconcluso).
De repente hay más ocasos y más veces amanece y los pintores, sí, también, y los poetas, disfrutan cada vez de más colores, más palabras (porque descubren que la emoción era todavía más diversa).
De repente un hombre vende rosas de un país donde no hay flores y se descorchan las botellas sin más manos que el deseo y a nadie falta nada (porque el amor se da en sobreabundancia).
De repente un autista se ríe sin motivo, como si no fuera motivo suficiente no haber motivo y un soldado deserta de algún frente (y salva con su huida a un poblado).
De repente el pretencioso sabe y cree en lo que dice y un amigo encuentra a otro y un tipo de apellido impronunciable descubre algún antídoto (y es el del cáncer o el sida o la malaria).
De repente alguien que no sabía la letra empieza a cantar un tango y una mujer se inclina a echar unas monedas al mendigo y una patera llega a nuestras costas (pero nadie la descubre).
De repente me has llamado.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Julillo. Confieso que, inexplicablemente, he pasado semanas alejado de tu blog. Hoy he entrado y me he quedado flipado por todo lo que estás colgando. Me he prometido a mí mismo ponerme al día y seguirte a partir de ahora interactiva y puntualmente. Y qué casualidad entrar hoy y encontrarme de frente con Jaime, por un momento he creído que me había equivocado de blog.Ya comentaremos un día las mutuas impresiones de "De entre las ruinas". Besos, Arti

Anónimo dijo...

Aprovechando los días que estaremos de vacaciones en Herencia voy a leer "De entre las ruinas" y tengo la intuición de que voy a disfrutar y "algo más". Ya os contaré. Un abrazo, Cecilia.

Perruqueria tu dijo...

...es un libro grande, muy grande, de vidas, de silencios, de oscuridad, de miedo, de Amor, de imperios. En el kaos de las vidas, de la suya, de la de muchos.
Si no vuelve a escribir lo echaré de menos...

Romina dijo...

¡Emocionante! Un libro que deja una huella profunda en un corazoncito joven como el mío.